En este tipo de implantación el principal objetivo es producir electricidad.

Se puede utilizar bien de manera autosuficiente (viviendas aisladas, son aquellas a las que no llega la red eléctrica general).

El aspecto más importante y a la misma vez la mayor diferencia con respecto al uso habitual de la electricidad es que en estos sistemas la energía eléctrica que queramos consumir hemos de generarla previamente con los paneles.

Esto significa que la cantidad de paneles y demás componentes del sistema varía en función de cuántos aparatos y qué potencia queramos hacer funcionar. Evidentemente no hemos de generar la misma energía para que se encienda una o dos bombillas que para hacer funcionar un frigorífico, una bomba de piscina o algún motor eléctrico de gran potencia.

Por ello lo primero que debemos de hacer es una lista con los aparatos, indicando potencia y tiempo de funcionamiento aproximado de cada uno para estimar las necesidades que tenemos en nuestro caso.

Una aplicación también muy utilizada es el sistema de bombeo o riego, también se puede utilizar para telecomunicaciones (repetidores de señal, telefonía móvil), señalizaciones, alumbrado público, detección de incendios y conexión a red.

La conexión a red es una alternativa rentable gracias a las primas concedidas a la producción asegurada que recibe cada KWh.